Maleficio Sur-continental, Junior sigue sin ganar en
Argentina.
Cómo si se estuviese cumpliendo una profecía, los hinchas
del equipo Rojiblanco vivieron una noche muy aburrida, no sólo por el resultado
final, sino por el poco fútbol mostrado frente al compromiso ante Lanús.
Aunque la tenencia del balón es importante, durante el
tiempo de juego, es un error excederse en la conducción de la esférica. El planteamiento dispuesto por el D.T Julio Comesaña en principio no nos pareció
descabellado ya que supone que renuncia a la creación de juego para controlar y
cortar el avance del equipo contrario desde el medio campo, teniendo en cuenta
la fuerza y el choque que caracteriza al fútbol Argentino. Sin embargo, durante
el desarrollo del partido, la lectura del mismo fue cambiando, haciéndose cada
vez más notoria la falta de una figura con capacidad para crear fútbol,
sorprender e intimidar al rival, tampoco fue posible que los jugadores de
Junior se conjugaran para lograr asociación y esa profundidad en el ataque que
por momentos parecía perdida.
Junior vuelve a mostrarse vulnerable ante la pelota quieta y
en ésta oportunidad el portero José Luis Chunga se vio comprometido al dejar
que Rolando García le anticipara en el área chica y marcara el gol de la
victoria para Lanús, lastimosamente no fue la mejor actuación del portero,
quién además tuvo que abandonar la cancha por lesión.
Luego de analizar el partido, vemos que se siguen
presentando los mismos errores del semestre pasado, por lo que surgen algunos
interrogantes: ¿Si no se fortaleció la zona aérea, ni en la finalización de
jugadas, entonces en qué se trabajó?, ¿Por qué insistir en jugar con Sebastián
Hernández y James Sánchez si entre ellos no se entienden bien?, así como
trabajan los jugadores debe trabajar el técnico, entonces, ¿Comesaña nunca va a
hacer un cambio a tiempo?.
Sigue el maleficio en Argentina, de doce partidos disputados
han perdido once y empatado uno, el panorama es desolador, sin embargo, se
espera que el partido de la próxima semana sea diferente, que sea Junior quién
imponga las condiciones de juego, que logre crear y concretar, porque resulta
inútil tener el balón si no hay transición al ataque. Es ahora obligatorio
levantar el ánimo y la confianza tanto del club como de la hinchada, si bien el
problema de Junior no es sólo por su juego,
quizás el mostrarse de mejor manera en la cancha haría que las
percepciones fueran distintas.
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